Venezuela explora Bitcoin como activo de reserva estatal para evadir sanciones y sustituir parcialmente al bolívar digital. ¿Estrategia o ficción?
“Una apuesta silenciosa por la soberanía financiera en medio del aislamiento global.”
Venezuela estaría acelerando su “bitcoinización oficial”.
Según reportes on-chain y fuentes cercanas al Banco Central de Venezuela (BCV), el país estaría acumulando hasta 60 000 BTC de forma discreta. El objetivo: reemplazar parte de sus reservas tradicionales y utilizar Bitcoin como refugio ante sanciones y bloqueo financiero.
Aunque la cifra no está confirmada, la hipótesis tiene sentido. Venezuela lleva años experimentando con criptoactivos —desde el fallido Petro hasta operaciones mineras estatales— buscando independencia monetaria en un entorno cada vez más aislado del dólar.
1. Bitcoin como plan de supervivencia
Con reservas internacionales menguadas y acceso restringido al oro y divisas, el BCV enfrenta una asfixia estructural.
En ese contexto, Bitcoin funciona como “oro digital”: un activo global, apolítico y sin permiso. Permite mover valor sin pasar por el sistema bancario estadounidense ni depender de intermediarios financieros tradicionales.
No es una adopción al estilo El Salvador, sino una estrategia de supervivencia macroeconómica.
El gobierno busca mantener cierta capacidad de pago y respaldo sin revelar del todo su posición ante el FMI o los mercados.
2. ¿Son reales los 60 000 BTC?
Las cifras verificables son mucho menores: portales como bitcointreasuries.net registran apenas 200 a 300 BTC bajo control estatal.
Sin embargo, el monto exacto importa menos que la dirección estratégica.
Caracas tiene la infraestructura, la motivación y la necesidad: minería oficial, exchanges bajo supervisión gubernamental y un largo historial de usar cripto para eludir sanciones.
Incluso con una fracción de esos 60 000 BTC, el país ya se colocaría entre las primeras naciones con reservas digitales soberanas.
3. No es el único experimento estatal
Venezuela no camina sola.
- El Salvador: pionero en adoptar BTC como moneda de curso legal, con unos 6 000 BTC en tesorería.
- Bután: minería hidroeléctrica estatal que acumula entre 11 000 y 13 000 BTC.
- República Centroafricana: intentó formalizar Bitcoin como moneda paralela.
- República Checa: su banco central estudia asignar 5 % de sus reservas a BTC.
En todos los casos, Bitcoin funciona como ancla de soberanía financiera: un activo fuera del alcance directo de los organismos multilaterales y de las sanciones occidentales.
4. Ventajas y riesgos de la apuesta
Ventajas
- Inconfiscable y fácilmente transferible.
- Puede revalorizarse y fortalecer reservas si el precio global sube.
- Actúa como activo puente entre el dólar y monedas locales devaluadas.
Riesgos
- Alta volatilidad: un colapso de precios podría destruir el valor de las reservas.
- Trazabilidad: cualquier operación estatal puede ser rastreada en la blockchain.
- Conversión limitada: cambiar BTC a USD en gran escala requiere intermediarios, lo que revive el riesgo de sanciones.
El éxito dependerá de cómo el BCV gestione la custodia, seguridad de claves y liquidez sin revelar sus movimientos.
5. Bitcoin como válvula ante sanciones
Sí, esta estrategia busca esquivar el cerco financiero.
Bitcoin permite mantener reservas y realizar pagos en un entorno donde los canales tradicionales están bloqueados.
Sin embargo, no es invisible: el Tesoro estadounidense ya rastrea direcciones asociadas a regímenes sancionados como Irán o Corea del Norte.
Por eso, aunque ofrece aire, no garantiza impunidad.
En el mejor escenario, le da tiempo al gobierno para sostener importaciones o swaps sin exponerse directamente al dólar.
6. ¿Tiene Maduro otra salida?
Pocas.
El bolívar digital fracasó en generar confianza, y la dolarización informal domina más del 70 % de la economía.
Las reservas líquidas están al mínimo y el acceso a crédito internacional es casi nulo.
Ante ese panorama, Bitcoin es el único activo global sin permiso político.
No resuelve la hiperinflación ni reconstruye la economía, pero otorga a Caracas una herramienta de poder:
un activo que nadie puede congelar, y que al menos representa autonomía en el caos.
Conclusión
Venezuela podría estar protagonizando la primera bitcoinización de reserva estatal, no de adopción civil.
Un movimiento más geopolítico que tecnológico, motivado por la necesidad de resistir el aislamiento.
Si el BCV logra administrar esas reservas con discreción y seguridad, obtendrá una ventaja real frente a sanciones.
Si no, será otro experimento fallido de ingeniería financiera.
En todo caso, el mensaje es claro:
Bitcoin ya forma parte del tablero de poder global.
No es solo un activo especulativo, sino una herramienta que redefine la soberanía monetaria en la era digital.






