Un nuevo análisis de Moody’s Analytics revela que 22 estados ya están en recesión o al borde de ella. El mapa económico de EE. UU. se fractura mientras la nación sigue evitando la etiqueta oficial de crisis.

¿Estados Unidos en recesión? No oficialmente. Pero si cada estado fuese su propio país, casi la mitad del mapa ya estaría en contracción o muy cerca de ella.

Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, acaba de ponerle números a algo que los mercados ven venir hace meses: 22 estados están técnicamente en recesión o al borde, y juntos representan alrededor de un tercio del PIB nacional.

Cuando el ciclo se parte en dos

Zandi creó un índice que mide la salud económica a nivel estatal combinando empleo, ingreso personal, producción industrial y construcción de viviendas.

La idea es imitar el método del Comité de Datación del Ciclo Económico del NBER, que oficialmente determina cuándo hay recesión.

El empleo pesa más, pero no es el único factor: el índice también considera tasas de morosidad en tarjetas de crédito, puntajes crediticios, migración y actividad portuaria.

Con esos datos, clasificó a los estados en tres grupos: en recesión, al borde y aún en expansión.

El resultado sorprende: el mapa económico del país se ve como un tablero de ajedrez a medio caer. Mientras algunos estados crecen a buen ritmo, otros ya muestran contracción en varios frentes.

¿Qué los está empujando?

Las causas no son uniformes, pero hay patrones claros.

  • Aranceles y tensiones comerciales: los estados con fuerte peso agrícola o manufacturero —Iowa, Kansas, Dakota del Sur, Illinois, Oregón— sufren las secuelas de la guerra arancelaria. Los costos suben y las exportaciones se frenan.
  • Desaceleración migratoria: la caída de la inmigración golpea la disponibilidad laboral y el dinamismo en sectores como construcción o servicios.
  • Recortes federales: zonas dependientes de empleos públicos o contratistas del gobierno, como Virginia y Maryland, ya sienten el impacto. Washington, D. C., muestra la tasa de desempleo más alta del país (6 %).

Zandi lo resume así: “Mi conclusión no es que la economía esté en recesión, pero está bastante cerca de estarlo.”

Lo que mantiene a flote al resto

No todo es negativo.

Texas y Florida —los dos grandes imanes de población y capital— siguen mostrando fuerza por su crecimiento demográfico y por una migración interna que alimenta consumo y construcción.

También ayudan los mercados bursátiles: Nueva York y California, aunque con debilidad en empleo (5,5 % y 4 % de desempleo, respectivamente), se benefician del auge de activos financieros que sostiene el gasto de los hogares de mayores ingresos.

Pero Zandi advierte: “Si Nueva York y California caen, el país entero entra en recesión.”

Ambos estados funcionan como amortiguadores: su peso en finanzas, tecnología y entretenimiento equilibra el resto. Si esos pilares se debilitan, el ciclo se rompe del todo.

La mirada de la Fed

Las señales no han pasado desapercibidas para la Reserva Federal.

El presidente Jerome Powell reconoció el 14 de octubre que la Fed podría acercarse al final del proceso de contracción de balance (Quantitative Tightening) en los próximos meses, ante signos de tensión en la liquidez.

Powell explicó que mantener “reservas amplias” en el sistema financiero es ahora prioridad para evitar que el endurecimiento vaya demasiado lejos.

Aunque reiteró que “la economía sigue sólida”, el matiz fue evidente: la Fed comienza a mostrar cautela ante un entorno que se enfría más rápido de lo previsto.

El Quantitative Tightening (QT) implica reducir el balance del banco central al dejar vencer bonos sin reinvertirlos, retirando dinero del sistema. Es lo opuesto al Quantitative Easing (QE), con el que la Fed inyectaba liquidez.

Si Powell frena el QT, significaría una pausa en la restricción monetaria, posible preludio de una política más flexible.

En lenguaje de mercado: la Fed está viendo las grietas —y empieza a moverse para no romper la economía.

Una economía de dos velocidades

Lo que el estudio revela no es solo el riesgo de recesión, sino una fragmentación interna. Estados como Iowa o Georgia viven un 2025 mucho más frío que Texas o Florida.

En algunos, los indicadores laborales ya muestran contracción del empleo y menor confianza del consumidor.

En otros, el auge de inversiones en IA, infraestructura y energía limpia mantiene el pulso.

En términos simples: EE. UU. no está en recesión nacional, pero sí en una recesión parcial.

Y esa mezcla complica a la Fed: si endurece más, hunde a los estados frágiles; si afloja, recalienta los fuertes.

¿Recesión inevitable?

Los datos de Zandi y la prudencia de Powell cuentan la misma historia desde ángulos distintos:

la economía no ha caído, pero camina en la cuerda floja.

Puede que la recesión no llegue con un desplome, sino estado por estado, hasta que el promedio nacional lo confirme.

Y cuando eso ocurra, ya no será sorpresa, sino la confirmación de algo que hace tiempo empezó a gestarse bajo la superficie.

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Última Actualización: octubre 17, 2025